De la televisión y el cine a la lectura
El
análisis que se hace de las relaciones entre la televisión y el cine y la
literatura, se da en tres vertientes. Hay algunos que hacen referencia a la
presencia de la literatura infantil y juvenil en la televisión. Otros apuntan a
las adaptaciones televisivas, que se han hecho de algunos clásicos de
literatura infantil. Y el último grupo, apunta la influencia de unas
narraciones en otras.
A
continuación se centra en la influencia del relato televisivo en la literatura
infantil y juvenil actual, y afirma como estas producciones literarias, se están adaptando a
las demandas de los lectores, enfocadas a la cultura mediática, creada en el
cine y la televisión.
Surge
así, la necesidad de plantear un cambio en la manera de leer. No entienden de
la misma manera la lectura un niño, que un padre o docente, la percepción de la
narración será distinta. Lo que se plantea ahora es como buscar en los relatos literarios,
con influencia televisiva, una fuente para la construcción lingüística,
narrativa y literaria. Para lo que los docentes deberán informarse o mejor
dicho formarse en lo que se entiende como el universo de sus estudiantes. No
cerrar la puerta que los llevará a entrar en contacto con la forma de entender
el mundo, de aquellos a los cuales, deben enseñar. Se deben aprovechar los
conocimientos audiovisuales en clase. Partir de las obras que forman el
imaginario de los estudiantes, es decir, de sus conceptos previos, para ir
añadiendo nuevas obras, a fin de formar tanto la competencia narrativa, como la
literaria. Para ello, según palabras de Bertochi, partiremos de los objetivos
afectivos, lingüísticos y metalingüísticos.
En
cuanto a las programaciones televisivas, en concreto la programación infantil y
juvenil, se desarrolla en base a dibujos animados y series en los que el
protagonista es humano. En todas las cadenas se repite este formato. Una
situación fija y unos personajes principales, que se alternan con otros
secundarios para dar la sensación de diferente. Cuando la realidad es que todo
gira en torno a esa situación y personajes, de forma que el lector siente
placer al escuchar repetida la misma historia.
En
cuanto a los autores, se apunta que no actúan por el bien social, sino por una
ganancia individual.
Para
concluir, Lluch dice que no debemos ignorar el poder de los relatos
audiovisuales, ya que, conforman una cultura global de la que nuestros
estudiantes son copartícipes. Y por tanto debemos analizarla en clase, para
enriquecer el currículo escolar y facilitar la tarea de los docentes.
Opinión:
Como
se apunta en el artículo la televisión y el cine están ganando la batalla al libro. Llegando
incluso a tratar de enganchar a niños y adolescentes a la lectura de libros
fundamentados en relatos televisivos. La pregunta que se me viene a la cabeza
es, ¿ qué ha quedado de aquel tópico que decía, “ el libro es mejor que la
película”? Ahora, no se da pie ni tan siquiera a esta comparación, ya que,
directamente no se lee, únicamente se pasan horas y horas delante de la llamada
“ caja tonta”. Para darle la vuelta a
esta situación, debemos platearnos, formas de relacionar en el aula, la lectura
de textos literarios, con el visionado de relatos televisivos. Hay que
acercarse al mundo de los estudiantes a través de este mundo audiovisual
próximo a ellos, para tratar de introducir y despertar el placer por la lectura
de lo que conocemos como literatura.
Para
terminar, dejo esta frase de William Faulkener, que ha llamado mi atención y
guarda relación con el tema que tratamos:
«El
problema de convertir una obra literaria en una película, es que le piden a uno
que suprima situaciones completas, que agregue escenas en las que uno no cree,
que convierta en principales algunos personajes secundarios y que haga
desaparecer personajes que para uno son entrañables e imprescindibles. Y ¿qué
recibe uno a cambio?: Una fortuna».
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